El running como herramienta para gestionar el estrés, la autoestima y la salud mental
12 oct 2025
Salir a correr se ha convertido en mucho más que una forma de hacer ejercicio. Para miles de personas, el running es una herramienta de bienestar integral: alivia tensiones, fortalece la autoestima y aporta claridad mental. En nuestro día a día, la prisa y las exigencias parecen no tener fin, así que calzarse unas zapatillas de running y dejarse llevar por el ritmo de la zancada es, para muchos, la mejor forma de recuperar el equilibrio.
La ciencia lo confirma. Numerosos estudios muestran que el running activa mecanismos cerebrales y fisiológicos que explican por qué después de una carrera nos sentimos mejor, más tranquilos y con más confianza para afrontar los retos diarios (Salmon, 2001; Puterman et al., 2018) (1) (2). Lo que empezó como una moda o una disciplina deportiva ha terminado consolidándose como una terapia natural y accesible.
Running como válvula de escape en la sociedad actual
Vivimos en una sociedad que nunca se detiene. Reuniones, pantallas, obligaciones familiares, notificaciones constantes…Todo ello incrementa los niveles de estrés y, a menudo, desemboca en ansiedad o en problemas de concentración y descanso.
En este contexto, el running ha encontrado un lugar privilegiado. No solo como deporte, sino como válvula de escape emocional. Desde principios de los años 2000, el número de corredores y corredoras populares ha crecido de forma exponencial, y tras la pandemia se produjo un auténtico boom: millones de personas descubrieron en el running un espacio para despejarse y reconectar consigo mismas.
Las cifras lo respaldan: la participación en carreras populares ha aumentado en casi todos los países europeos, y en España eventos tan exclusivos como “Las 5 Grandes de Zurich” también son un claro ejemplo de esta fiebre y pasión por el running. No se trata solo de marcas o cronómetros; cada dorsal refleja a alguien que busca superación, salud y, en muchos casos, un refugio mental.
Lo que ocurre en cuerpo y cerebro cuando corremos
El impacto del running en la mente empieza en el cuerpo. Cuando corremos, se activan procesos químicos que tienen un efecto directo sobre cómo pensamos y sentimos.
Serotonina y dopamina: regulan el estado de ánimo, la motivación y la sensación de recompensa.
Endorfinas: mitigan el dolor y producen sensación de bienestar, las famosas “hormonas de la felicidad”. Endocannabinoides: responsables del denominado “runner’s high”, ese subidón de euforia que muchos describen tras un entrenamiento intenso y/o tras cruzar la línea de meta en una prueba.
Además, correr ayuda a regular el cortisol, la hormona vinculada al estrés. Un estudio de la Universidad de Westminster (2018) mostró que hacer ejercicio antes de un episodio estresante reduce la liberación de cortisol y mejora la capacidad de recuperación. En otras palabras: no solo sentimos alivio inmediato, sino que entrenamos al cuerpo y a la mente para resistir mejor futuras tensiones.
Otro beneficio clave es el sueño. La práctica regular del running está asociada a una mejor calidad y duración del descanso, fundamental para la recuperación física y para la estabilidad emocional (Gerber et al., 2019) (3).
Running, autoestima y construcción de identidad
Más allá de la química cerebral, correr transforma la forma en que nos vemos a nosotros mismos. Numerosas investigaciones señalan que las personas que practican running de manera habitual muestran mayor autoestima y menor incidencia de ansiedad y depresión que las sedentarias (Del Río & Javier, 2019) (4).
Cada objetivo cumplido, desde completar una primera carrera de 5K hasta cruzar la meta de un maratón, refuerza la sensación de logro y genera confianza. Esa sensación no se queda en el terreno deportivo: se traslada al trabajo, a las relaciones personales y a la manera de afrontar los desafíos cotidianos.
Además, el running ofrece dos caminos complementarios:
Correr en grupo: aporta apoyo social, motivación colectiva y pertenencia. Los clubes y grupos de corredores y corredoras son comunidades donde la confianza y el ánimo fluyen kilómetro tras kilómetro.
Correr en solitario: se convierte en un espacio de introspección y desconexión, donde cada zancada es una oportunidad para ordenar pensamientos y encontrar calma.
Y luego está ese momento mágico que muchos runners esperan: el subidón del corredor. Esa euforia pasajera tiene base científica: la liberación de endocannabinoides y otros neurotransmisores potencia el bienestar y la valentía, dejando un efecto duradero en nuestro estado de ánimo (Ballester-Martínez et al., 2022) (6).
Beneficios terapéuticos reconocidos por la ciencia
El running no solo se percibe como saludable: está recomendado por especialistas como complemento en el tratamiento de la ansiedad y la depresión leves o moderadas. Diversas revisiones científicas confirman que mejora la resiliencia, la concentración y la autorregulación emocional, habilidades clave para afrontar situaciones difíciles con mayor serenidad (Salmon, 2001; Choi et al., 2022) (1) (5).
Durante la carrera también se libera el Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro (BDNF), una proteína que favorece la neuroplasticidad, es decir, la capacidad del cerebro de crear nuevas conexiones. Esto protege frente al deterioro cognitivo, pero también refuerza la memoria y la capacidad de aprendizaje (Puterman et al., 2018). (2)
En comparación con otros deportes, el running destaca por su accesibilidad y sencillez: no requiere grandes recursos ni instalaciones, lo que facilita la constancia, un factor determinante para obtener resultados terapéuticos.
Mindfulness en movimiento: correr con atención plena
Cada vez más corredores y corredoras descubren el poder de unirrunning y mindfulness. Practicar la atención plena mientras se corre significa centrarse en el aquí y el ahora, en la respiración, en el contacto del pie con el suelo, en el ritmo de la zancada o en los sonidos del entorno.
Correr con mindfulness ayuda a reducir la rumiación mental, ese bucle de pensamientos negativos que tanto alimenta la ansiedad. Convertir una tirada suave en una especie de meditación en movimiento es una estrategia sencilla, pero muy efectiva.
Desde “De Pies a Cabeza” te ponemos un ejemplo práctico: en lugar de poner música, prueba a correr en silencio unos minutos, prestando atención a la cadencia de tus pasos y a tu respiración. Es una forma de reconectar con el cuerpo y liberar la mente de cargas innecesarias.
Consejos prácticos para integrar el running en tu salud mental
Regularidad ante todo: mejor sesiones cortas varias veces por semana que un gran esfuerzo esporádico.
Objetivos alcanzables: pequeñas metas mantienen la motivación y evitan frustraciones. Entorno natural: correr en parques, bosques o junto al mar potencia el efecto restaurador.
Mindfulness en carrera: aprovecha el entrenamiento para practicar atención plena.
Alterna compañía e introspección: corre en grupo cuando busques motivación y solo cuando necesites calma.
Escucha a tu cuerpo: descansar también forma parte del proceso; el sobre-entrenamiento puede generar el efecto contrario.
Complementa con otras técnicas: yoga, meditación o ejercicios de respiración multiplican los beneficios.
Más allá de la mente: beneficios colaterales
Los efectos del running sobre la salud mental van más lejos de lo que parece:
Productividad laboral: correr mejora la concentración y la capacidad de gestionar tareas con menos estrés.
Organización personal: la disciplina de entrenar con regularidad ayuda a estructurar rutinas más equilibradas.
Socialización: formar parte de un grupo de runners refuerza el sentimiento de comunidad y combate la soledad.
Bienestar integral: la suma de beneficios físicos y psicológicos convierte al running en una de las prácticas más completas para el cuidado de la salud.
Running, tu nueva rutina diaria
Con todo lo expuesto se puede concluir que el running es una terapia natural, accesible y respaldada por la ciencia. Cada kilómetro recorrido libera hormonas que equilibran nuestras emociones, fortalece nuestra autoestima y protege nuestra salud mental a largo plazo.
Si todavía no lo has probado, no hace falta empezar con grandes distancias. Ponte las zapatillas de running escucha a tu cuerpo y deja que correr se convierta en tu nueva rutina diaria. Porque la experiencia de miles de runners y la evidencia científica coinciden: correr cura, libera y transforma.
Referencias
Salmon, P. (2001). Effects of Physical Exercise on Anxiety, Depression, and Sensitivity to Stress: A Unifying Theory. Clinical Psychology Review, 21(1), 33–61.
Puterman, E., et al. (2018). The protective effects of exercise on stress-mediated telomere shortening. Psychoneuroendocrinology.
Gerber, M., et al. (2019). Sleep quality mediates the association between exercise and mental health. Journal of Sports Sciences.
Del Río, O., & Javier, F. (2019). Actividad física y salud mental. Salud Mental, 34(1), 45–52.
Choi, K-W., et al. (2022). Running reduces depression risk via neurobiological mechanisms. International Journal of Environmental Research and Public Health.
Ballester-Martínez, O., et al. (2022). Physical activity and mental well-being: A systematic review. Revista Psicología Aplicada.
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