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¿Se puede conducir descalzo o está prohibido?
Antes de quitarte los zapatos al volante, averigua si se puede conducir descalzo en España. ¡Infórmate aquí antes de salir a la carretera!

Esta pregunta recurrente puede surgir entre los conductores, especialmente con la llegada del buen tiempo o en trayectos cortos. La imagen de un conductor con los pies al aire, sintiendo la libertad, puede parecer ideal, pero la realidad en la carretera es mucho más compleja y está regida por normativas que buscan garantizar la seguridad de todos.
En este artículo, te vamos a explicar si es legal conducir descalzo o no, sino que también profundizaremos en las razones detrás de estas regulaciones, los riesgos asociados y, por supuesto, las posibles consecuencias, como las multas por conducir con chanclas o descalzo. Sigue leyendo para conducir siempre con seguridad y tranquilidad.
¿Está permitido conducir descalzo en España?
Cuando hablamos de si está permitido conducir descalzo en España, la respuesta no es un simple sí o no rotundo en la normativa de tráfico. Es decir, el Reglamento General de Circulación (RGC) no prohíbe explícitamente conducir sin calzado. Sin embargo, esto no significa que sea una práctica exenta de riesgos o de posibles sanciones. La clave reside en la interpretación de otros artículos del reglamento que sí hacen referencia a la libertad de movimientos y a la seguridad al volante.
El artículo 18.1 del Reglamento General de Circulación es el que suele aplicarse en estos casos. Este artículo establece que "el conductor está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción, que garanticen su propia seguridad, la del resto de los ocupantes del vehículo y la de los demás usuarios de la vía". Además, añade que "a estos efectos, deberá cuidar especialmente de mantener la posición adecuada y que la colocación de objetos o animales transportados no interfiera entre el conductor y cualquiera de los mandos del vehículo o impida la acción o función de los mismos, o le estorbe o distraiga".
Aunque no se menciona directamente el calzado, la interpretación de este artículo por parte de los agentes de tráfico es fundamental. Si un agente considera que conducir descalzo (o con un calzado inadecuado como chanclas, tacones muy altos o zapatos de plataforma) limita tu capacidad para controlar los pedales de forma efectiva, o que puede desprenderse y quedarse atascado, entonces podría imponerte una sanción. La premisa es clara: cualquier elemento que comprometa tu libertad de movimientos o tu capacidad de reacción ante una situación imprevista es susceptible de ser sancionado.
¿Por qué está prohibido conducir descalzo?
Como has podido comprobar, aunque no existe una prohibición explícita de conducir descalzo, la DGT y las autoridades de tráfico desaconsejan rotundamente esta práctica debido a los riesgos que implica para la seguridad vial. La ambigüedad de la ley deja un margen de interpretación al agente, lo que significa que, aunque no haya una ley específica que diga "prohibido conducir descalzo", sí puedes ser multado si se considera que tu forma de conducir pone en riesgo la seguridad.
Conducir un vehículo requiere un control preciso y constante de los pedales: acelerador, freno y embrague. En este sentido, los pies comprometen seriamente esta capacidad de control por varias razones:
- Falta de agarre y deslizamiento. Los pies descalzos, especialmente si están sudorosos, pueden resbalar fácilmente de los pedales. Esto puede provocar que no pises el freno con la fuerza necesaria en una emergencia, o que tu pie se deslice del acelerador en un momento crítico. Un deslizamiento inesperado puede tener consecuencias catastróficas.
- Menor fuerza de frenado. Sin la suela de un zapato que distribuya la presión y proporcione una superficie de contacto firme, la fuerza que puedes aplicar sobre el pedal del freno es significativamente menor. En una situación de emergencia, cada milisegundo y cada centímetro de distancia de frenado cuentan. Un frenazo ineficaz puede ser la diferencia entre un susto y un accidente grave.
- Riesgo de lesiones. En caso de un impacto o incluso de una frenada brusca, tus pies desprotegidos están mucho más expuestos a sufrir lesiones. Un calzado adecuado ofrece una capa de protección que los pies descalzos no tienen.
- Interferencia con los pedales. Si bien no es el caso de los pies descalzos, un calzado inadecuado como las chanclas puede desprenderse y quedarse atascado bajo los pedales, impidiendo su correcto funcionamiento. Aunque esto no ocurre con los pies descalzos, la falta de sujeción y la posibilidad de que el pie se mueva de forma incontrolada son riesgos similares.
Multa de la DGT por conducir descalzo
Como ya hemos mencionado anteriormente, la sanción de la DGT por esta práctica se basa en la interpretación del artículo 18.1 del Reglamento General de Circulación. Si un agente de tráfico considera que tu forma de conducir, incluyendo el hecho de ir descalzo, compromete tu libertad de movimientos o tu capacidad para controlar el vehículo, puede imponerte una multa.
La sanción por esta infracción suele ser de carácter leve con entre 80 a 200 euros. Es importante destacar que esta multa no conlleva la retirada de puntos del carné de conducir, ya que no se considera una infracción grave que afecte directamente a la seguridad vial de forma directa y evidente como el exceso de velocidad o el consumo de alcohol.
Lo crucial es entender que, más allá de la sanción económica, el verdadero riesgo es la seguridad. Un seguro de coche de Zurich, te ofrece cobertura de asistencia en carretera en caso de accidente y te protege de daños derivados, incluyendo aquellos que estén debidamente justificados y no sean producto de una negligencia grave. En caso de accidente, si se demuestra que ibas descalzo o con un calzado inadecuado y que esto contribuyó al siniestro, podrías tener limitaciones en la indemnización.
Calzado que no recomienda la DGT para conducir
Más allá de si se puede conducir descalzo, la DGT también hace hincapié en que hay otros tipos de calzado que, aunque no estén explícitamente prohibidos, son altamente desaconsejables por los riesgos que conllevan y deberías evitar al volante:
- Chanclas o sandalias de dedo. Este es, quizás, el tipo de calzado más problemático después de ir descalzo. Las chanclas carecen de sujeción al talón, lo que provoca que el pie se mueva libremente y pueda salirse del calzado en cualquier momento. Además, pueden engancharse en los pedales o deslizarse, impidiendo una respuesta rápida y efectiva. La multa conducir chanclas es una de las más comunes por esta razón.
- Tacones muy altos o de aguja. Los tacones alteran la posición natural del pie sobre el pedal, reduciendo la superficie de contacto y la sensibilidad. El tacón puede engancharse en la alfombrilla o entre los pedales, dificultando el movimiento y la reacción.
- Zapatos de plataforma. Similar a los tacones, las plataformas restan sensibilidad y pueden hacer que el pie se mueva de forma inestable sobre los pedales. La falta de flexibilidad de la suela también es un inconveniente.
- Botas de montaña o calzado muy voluminoso. Aunque ofrecen buen agarre, su tamaño y rigidez pueden dificultar la sensibilidad y la precisión al pisar los pedales, especialmente en vehículos con pedales muy juntos.
- Zapatos con suelas resbaladizas. Algunos zapatos de vestir o con suelas de cuero muy lisas pueden resbalar fácilmente de los pedales, especialmente si están mojados o si los pedales están húmedos.
La recomendación general es evitar cualquier calzado que no te permita tener un control total y seguro de los pedales. Piensa en la capacidad de reacción que necesitas en una situación de emergencia: ¿tu calzado te permite frenar a fondo y con precisión? Si la respuesta es no, entonces no es el calzado adecuado para conducir.
Calzado adecuado para conducir
Ahora que ya sabes por qué no se puede manejar descalzo y qué calzado debes evitar, es momento de hablar de lo que sí es recomendable. Elegir el calzado adecuado para conducir es tan importante como revisar los neumáticos o el nivel de aceite. Las características de un calzado ideal para conducir son las siguientes:
- Suela fina y flexible. Una suela que no sea demasiado gruesa te permitirá sentir mejor los pedales y tener una mayor sensibilidad. La flexibilidad es clave para poder mover el pie con naturalidad y precisión.
- Buen agarre. La suela debe tener un buen agarre para evitar deslizamientos sobre los pedales, incluso si están húmedos. Materiales como la goma suelen ser los más adecuados.
- Sujeción al pie. El calzado debe estar bien sujeto al pie para evitar que se salga o se mueva de forma incontrolada. Los zapatos cerrados o con correas que sujeten el talón son ideales.
- Comodidad. Aunque la seguridad es lo primero, la comodidad también es importante, especialmente en viajes largos. Un calzado cómodo te ayudará a mantener la concentración y a evitar la fatiga.
- Que no sea voluminoso. Evita los zapatos excesivamente grandes o anchos que puedan interferir con los pedales o con el espacio entre ellos.
Ejemplos de calzado adecuado para conducir incluyen:
- Zapatillas deportivas: son una excelente opción, ya que suelen tener suelas flexibles, buen agarre y una sujeción adecuada.
- Zapatos planos y cerrados: mocasines, bailarinas o zapatos de cordones que cumplan con las características mencionadas son también muy recomendables.
- Zapatos de conducir específicos: algunas marcas fabrican calzado diseñado específicamente para conducir, que prioriza la sensibilidad y el agarre.
Recuerda que La DGT es clara al desaconsejar ciertos tipos de zapatos, como las chanclas o los tacones altos, y ha proporcionado pautas sobre el calzado ideal. Elegir bien tu calzado es una pequeña acción que tiene un gran impacto en tu seguridad y en la de los demás, además, te protege de posibles multas.
En Zurich, entendemos la importancia de la tranquilidad y seguridad en la carretera. Por eso, nuestros seguros de coche están diseñados para ofrecerte la tranquilidad que necesitas, sabiendo que estás protegido ante cualquier imprevisto. Pero, la mejor protección siempre empieza por una conducción responsable, prestando atención a todos los detalles, incluido el calzado. Asegúrate de que cada vez que te pongas al volante, lo hagas con el calzado adecuado y con la máxima atención. Tu seguridad y la de los tuyos es lo primero.
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